Formacion Humano Cristiana
por Eduardo Alvarez
Para comenzare hablaremos de los retos y
los signos de esperanza que afectan a los profesionales Cristianos son
socioculturales, psicoactivos y evangélicos, porque el compromiso de la acción
de los cristianos no se realiza en abstracto, sino dentro de un contexto
social, es realizado por personas y responde a una llamada del evangelio
dirigida al corazón del creyente. Entre los retos socioculturales
destaca la competitividad y la inmersión en la sociedad consumista. La competitividad
llevada al extremo genera unas relaciones humanas edificadas en la separación de
las personas, debemos trabajar para ser competentes y desarrollar los talentos,
desde el punto de vista evangélico, se trata de ser competentes para la
solidaridad, no para la competitividad fría e insolidaria.
Podemos acotar que los retos
socioculturales experimentados plantean muchas dificultades a los profesionales
cristianos. Entre las más recurrentes podemos destacar las siguientes: la
urgencia de una deontología profesional que permita vivir con dignidad y
éticamente, la urgencia de transformar las estructuras para ponerlas al
servicio de todos especialmente de los pobres, la denuncia de las causas económicas
y políticas de la emigración en los países pobres, la denuncia frontal de la guerra y la violencia como
camino equivocado para solucionar los problemas de la humanidad, la presencia del
Movimiento de Profesionales Cristianos en las estructuras sociales, políticas y
en los colegios profesionales; el compromiso en el cultivo de la cultura de la
justicia, la paz y la libertad.
Por otro lado entre los retos evangélicos
hay que destacar la urgencia de trabajar firmemente para dar testimonio de las
razones existenciales que dan sentido a la vida de mucha gente que piensa que
no merece la pena vivir y, también, para vivir la fe en un contexto social
secularizado y pluralista. El reto de los profesionales cristianos es la
evangelización del medio ambiente para elaborar y profundizar en la escala de
valores personal. Este cambio personal ayuda a comprometerse en una acción
transformadora de las relaciones interpersonales a fin de edificarlas en la
acogida incondicional y en la compasión.
Cabe destacar que para entender el ser
interior de los profesionales cristianos, hay que dar respuesta a estas
constelaciones de desafíos, en fidelidad a la vocación cristiana, es preciso
profundizar en la identidad del ser cristiano, en la interioridad de esta
identidad y en la existencia o realización exterior del ser interior de las
mujeres y los hombres. Por otra parte la identidad de las ciudadanas(os) cristianos
en el mundo definida con precisión por el Concilio Vaticano II en la
Constitución Dogmática sobre la Iglesia, Lumen Gentium, afirma que los laicos
son: "Cristianos, incorporados a Jesucristo por el bautismo, constituidos
como pueblo de Dios, participantes de la función profética sacerdotal real de Jesucristo, realizando la misión de
todo el pueblo cristiano en la Iglesia y en el mundo".
En
otro orden de ideas podemos mencionar que la interioridad cristiana se edifica
sobre unas convicciones. La identidad cristiana no es una abstracción sino que
se edifica sobre unas convicciones dinámicas que son estas tres: 1.- Cristo nos
precede por la acción del Espíritu. 2.- La mujer y el hombre cristianos son especialistas
en detectar esta presencia. 3.- Las cristianas y los cristianos nos reunimos
para contemplar, compartir, celebrar y testificar esta presencia de Dios en la
vida cotidiana. La identidad y el ser interior de los cristianos emergen hacia
el exterior a través de la existencia diaria en el mundo.
Cabe mencionar que la pedagogía de la misión
es el ser interior de los profesionales cristianos manifestado en el testimonio,
el anuncio explícito y la pastoral de conjunto constituyen los elementos
vertebradores del ser y el hacer de los profesionales cristianos en el mundo y
en su vida diaria. Estos criterios teológicos, espirituales y pastorales, para
su realización operativa, piden un acompañamiento de las personas y la creación
de comunidades de referencia acogedoras. El acompañamiento pastoral se realiza
en las relaciones interpersonales, en la vida del pequeño grupo, en la dinámica
general del movimiento de profesionales cristianos y en la participación y
vivencia en la comunidad cristiana.
De todo lo anterior podemos decir que el
Movimiento de Profesionales Cristianos en el mundo de hoy está situado ante
unos grandes desafíos, pero si es capaz de observar, analizar e interpretar los
retos y signos de esperanza del momento presente, si mantiene firme su
identidad cristiana en el ser y en el hacer, y si realiza una tarea pedagógica
adecuada está llamado a desarrollar una gran misión transformadora y
evangelizadora en los medios profesionales y por su peso específico, también,
en la sociedad en general. El Movimiento puede ser en la actualidad tan pequeño
como el grano de mostaza, pero si es auténtico, realista y fiel al evangelio no
cabe ninguna duda que ya crecerá.
Para complementar todo lo expuesto
mencionaremos El Concilio Plenario de Venezuela, que tiene como sentido y
finalidad concretar la “nueva evangelización” e impulsar una mayor finalidad y
entrega a Dios, mediante un encuentro vivo con Jesucristo que lleve: a una
conversión personal y comunitaria; a una mayor comunión eclesial; a una más
amplia solidaridad social, particularmente con los más pobres. La Iglesia en
Venezuela, a través del Concilio Plenario, se propuso como meta: renovar la vida
según el mensaje de Jesucristo; hacer de los valores evangélicos savia y
fermento de una nueva sociedad; favorecer en los fieles cristianos la coherencia
entre la fe y la vida; superar en todas partes las injusticias y fallas
sociales; fomentar la dignidad humana y una recta vida familiar, laborar
política y económica.
A manera de conclusión podemos mencionar
que el Concilio Plenario de Venezuela se desarrolló en varias etapas, los
cuales fueron: la fase ante preparatoria, la cual se comenzó el 13 de julio de
1997, en Coro, coincidiendo con la apertura del año Jubilar de los 500 años de
Evangelización en Venezuela; la fase preparatoria, la cual se dio comienzo en
enero de 1998 con la Carta pastoral Colectiva “Guiados por el Espíritu Santo”;
el 26 de noviembre de 2000 se dio inicio la inauguración del Concilio el día de
la fiesta de Cristo Rey y se comienza la fase celebrativa con la Primera Sesión
Conciliar del 27 de noviembre al 2 de diciembre de ese mismo año. En total se
celebraron 6 Sesiones Conciliares, siendo la última, del 27 de julio al 3 de
agosto de 2005.
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